¿Cuántas veces no hemos oído este típico cliché del fotógrafo de retratos?. Obtener una bella y penetrante mirada no es difícil, simplemente caminando por la calle puedes recibir gratuitamente una mirada que es capaz de generar una infinidad de sensaciones: intimidad, tensión, preocupación, enojo, sutileza, etc.
El real desafío para el buen fotógrafo de retratos, es captar esa mirada y poder plasmar las emociones del retratado en una imagen fija y transmitirlas como si el retrato fuese un espejo mágico con vida propia. ¿Cuál es la clave? EMPATÍA.
Según la RAE, esta palabra corresponde a "la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos". Por ello es que la fotografía de retratos corresponde a una continua danza entre las emociones del retratado y su retratista, en donde se debe generar un ambiente propicio, con clima de confianza y cercanía para que esta maravillosa danza fluya sin parar.
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